Asanas en desnudo

En occidente nos hemos acostumbrado a llamarle «yoga» al conjunto de movimientos que forman parte de los 08 preceptos del yoga.  Los cuales son (¹):

1) Los yama
Ahiṃsā: no violencia, ni física ni de pensamiento.
Satya: coherencia personal, autenticidad, no a la mentira.
Asteya: no robar, buscar la integridad.
Brahmacārya: moderación para vivir en armonía.
Aparigraha: desapego a todo, aceptación del cambio.

2) Los niyama
Hábitos saludables fundamentales para alcanzar la iluminación.
Śauca: pureza, claridad mental, limpieza a todos los niveles.
Santoṣa: aceptación de uno mismo y del entorno, aquí y ahora.
Tapas: austeridad, meditación, perseverancia.
Svādhyāya: introspección constante, alimentar el conocimiento.
Īśvarapraṇidhāna: contemplación, sincronía con la consciencia suprema.

3) Asanas

Son las posturas y movimientos que hacemos como preparar al cuerpo para un estado más dispuesto en la meditación.

4) Prānāyāma
Es el control de la respiración y del conjunto de la energía vital. El correcto uso de la respiración da lugar a la claridad mental.

5) Pratyāhāra

Hace referencia al aislamiento de mundo exterior, de la experiencia sensorial: a ser capaces de abstraernos y girar nuestra mirada hacia el interior de nosotros mismos.

6) Dhāranā

Es la concentración necesaria para la práctica del yoga o para meditar. La mente se detiene en un mantra o en un concepto, lo que nos permite experimentar el instante presente.

7) Dhyāna
Es el siguiente paso, la contemplación o meditación profunda. La mente consigue mantenerse fija en esa idea previa de manera ininterrumpida, alcanzando una paz interior que puede durar más o menos tiempo dependiendo del nivel del practicante.

8) Samādhi

El estado espiritual en que la mente queda absorta, en completa armonía con todo lo que la rodea hasta el punto de perder su indentidad. Es la conexión de la mente con el universo en tu totalidad o el llamado éxtasis místico.

Hago la descripción del contexto porque yo amo la práctica física de las asanas, en lo personal me ha beneficiado mucho; no obstante siento que estaría incompleta mi publicación sin hacer referencia a esta importante información.  Toda la gente puede hacer asanas, no toda la gente es yoguini.

Pues bien, habiendo hecho la salvedad, esta entrada la escribo después de mucho tiempo.  La verdad no soy tan constante como quisiera publicando,  pero cuando lo hago es porque algo me ha hecho una grata, en este caso, impresión.

Hace un par de domingos asistí a una clase llamada,  «yoga al desnudo».  Una buena amiga me contó de la actividad y definitivamente no me la quería perder. 

Desde hace años, y al principio sin saberlo, practico Freikörperkultur (FKK) en alemán,  Free Body Cultures en inglés y en español Cultura del Cuerpo Libre, o simplemente nudismo.

La cultura de cuerpo libre es la desnudez común, sobre todo en la naturaleza. La práctica es la alegría de la experiencia de la naturaleza o incluso la desnudez misma, sin verla como una expresión de la sexualidad. Y hago especial énfasis en lo último porque, lamentablemente, en el mundo, quisiera decir solo en latinoamerica;  la desnudez per se es vista, y malinterpretada,  como una incitación al encuentro sexual.  Nuestra crianza, educación y el entorno nos ha dado un concepto bastante reduccionista, de lo que es la desnudez.  

Nuestro estado natural es la desnudez. Nacemos desnudas,  sin ropa.  Luego nos cubren para protegernos de las eventualidades climáticas o de alguna superficie peligrosa.  Pero la esencia misma es la desnudez. En muchos casos se nos enseñó a avergorzaros de nuestro cuerpo. Ya fuera por religión (²) o por patriarcado en algún punto de la historia se comenzó a difundir el discurso de que estar desnud@ es pecado. Peor si eres mujer. Porque nuestro cuerpo es un llamado a la lujuria.  En cuanto a los hombres se les reduce simplemente a un pene con patas al más puro estilo falocéntrico.  Ambos conceptos son perversos y no nos permiten conectar como seres humanos ni entre nosotr@s ni con la Tierra y los demás seres no humanos.  Si ya sé que estas líneas anteriores se leen bien hippies y lo son, lo que no les quita su sentido para mí.

Obviamente no soy tan ingenua como para creer que solo porque yo lo diga -escriba- las cosas van a cambiar de la noche a la mañana.  Para eso hace falta educación sensual/afectiva/sexual, voluntad y tiempo.  O que caiga un meteorito al mejor estilo de las películas gringas como Armageddon, solo que como ya mo está Bruce Willis, ¡PUM!  Por creer esto puede que si sea una gran ingenua, pero hay pensamientos a los que me aferro para seguir surfeando las olas de la incertidumbre y el caos con  buena disposición y placer, claro siempre con sus dosis de dolor bien puestas.

Ese domingo que estuvimos por ahí, los chicos nos esperaron un buen rato. Porque por mis carreras había dejado olvidado mi pachón de agua y tuvimos que pasar a comprar uno. Tampoco los cajeros me servían y como soy una velociraptora (dinosaurio, pues) que no maneja banca en línea entonces nos tardamos un montón.  Llegamos media hora después de lo acordado pero los encontramos inmersos en una conversación bastante cotidiana, bebiendo un tecito que el instructor había preparado para entrar en un modo más relajado. 

Por mi bagaje teatral, y más que nada porque yo he trabajado mucho, mucho desnudo durante las funciones de teatro; mi experiencia como modelo de figura humana y porque ya estoy acostumbrada a que el señor que toca la campaña de la iglesia  vecina me vea desnuda cuando lavo ropa en la terraza del edificio donde vivo, tanto que yo supongo que ya se aburrió, pero no tanto como el guardián shute del colegio que ya ni coco me pone. Pero no tanto como mis vecinos del edificio que ya saben de mis hábitos. Pues por todo eso no me costó convivir con estos 09 hombres no se me hizo una situación incómoda.  Algo divertida,  sí. Además, mi mente naturalmente curiosa y exploradora siempre me lleva a situaciones que mucha gente podría considerar surreal.  He de decir que se sentía un ambiente tranquilo, límpido… Tan fresco como el viento que nos refrescaba.

Luego de charlar un poco y entrar en más confianza pasamos a colocarnos en nuestros mats (alfombra para yoga), y comenzamos la clase.  Una clase muy bien llevada con instrucciones claras, sin poses tipo Instagram (ojo que no estoy en contra, pero la práctica no es esencialmente eso) ya que había practicantes con  y sin experiencia.   Algun@s ya teníamos practicamos desde hace rato y para otros era su primera clase.  Yo estaba entusiasmada por sentir esa energía colectiva que movemos al practicar.  Es como el caudal de un río. Pero mi curiosidad era como se sentiría sin tener la barrera de la ropa. Y no sé si les pasó a los demás que lo que sentí fue pura concentración.  Estar desnud@s ni siquiera era relevante.  Nos enfocamos en poner atención a las sensaciones en nuestros cuerpos: olores, temperatura, el piso sosteniéndonos bajo nuestros pies, la textura de nuestra propia piel,  el fluir de la circulación, la respiración, como se pegaba al mat por la ligera sudoración, en mi caso que yo no sudo mucho.  La luz del sol reflejándose a través de los espacios… El sabor del agua..

Al terminar tuvimos un espacio para fotos y de nuevo para charlar, acompañad@s de otro té y comida vegetariana al gusto. ¡Unos tacos de rosa de Jamaica que estaban para chuparse los dedos!

Alguna vez un chico con el que salí me dijo que él si no quisiera acostumbrarse a ver desnuda a las mujeres porque eso le quitaba el morbo y haría aburrida las cosas… Yo le dije que no. Que normalizar la desnudez como nuestro estado primigeneo lo que hacía no era quitarle la diversión era estar más conscientes para poder conectar como seres humanos y para ser más libres.  Para dejar de ver a la otra persona como objeto o como amenaza. Y primordialmente para estar más en sintonía con la Tierra misma.

Luego me dijo: ¿O sea que desear es malo?  A lo que yo alcancé a responderte que a mí no me gusta catalogar nada como bueno y malo, prefiero ir en pos de percibir las cosas como SON. No es que siempre lo logré, pero trato. El deseo es parte intrínseca de los seres humanos y por tanto ES.  Todo depende de que tanto nos aferramos a desear algo o alguien.  ¡A que costo…! 

La Cultura del Cuerpo libre nos coloca en un lugar y momento de cuestionamientos acerca de si la desnudez se da solamente en un contexto sexual, de deseo. Si nos adentramos en ella nos muestra que hay otras narrativas para relacionarnos desde la desnudez, ternura, compasión, camaradería, sin olvidar el dolor que es indivisible del placer. 

Y finalmente está el hecho innegable del que hice mención al principio,  la desnudez de la mujer está vista como sucia, pecaminosa.  Claro mientras no se ajuste al deseo patriarcal como se hace el porno mainstream. Comentando con mi amiga cuando veníamos de regreso ella tocaba otro punto muy importante,  el miedo. Sí, a nosotras se nos ha enseñado en discurso y en experiencias que la desnudez aparte de pecaminosa es peligrosa. Que puede significar violencia para nosotras.  Por lo tanto no hay lugares seguros para practicar el culto al cuerpo libre.  O si los hay acá en el país yo desconozco.  Porque realmente también se convirtió en privilegio acceder a la libertad de ser y hay prácticas y cosas a las que solo cierto estrato tiene oportunidad.   Por eso me sentí tan entusiasmada al enterarme de este club. Siempre he practicado yo en la privacidad de mi casa, pero solo a través de los demás nos conocemos verdaderamente.  Además tenía referencia de gente que asiste al mismo y con quien he trabajado de una manera muy profesional fotografía al desnudo.  Si no ni enterada y si lo hubiera sabido probablemente no hubiera ido. 

Para mi fortuna estoy rodeada de la gente indicada en este punto de mi vida. ❤

Me despido deseándoles feliz desnudez.

(¹) https://aumprana.com/conoce-los-8-principios-del-yoga/#:~:text=Ahi%E1%B9%83s%C4%81%3A%20no%20violencia%2C%20ni%20f%C3%ADsica,moderaci%C3%B3n%20para%20vivir%20en%20armon%C3%ADa.

(²) Realmente me hace ruido echarle la responsabilidad a la religión porque en la antigüedad he escuchado de rituales en los que la desnudez eran vistos como una manifestación divina.

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